El artiluguio explosivo
Entre los años 1792 y 1831, una banda de amigos tuvo la gran idea de empezar a crear artilugios explosivos, pero en tamaños menores a los conocidos. Esos artilugios se llamaban petardos.
Entre los amigos de la banda, había uno que era el mandamás, se llamaba Pedro. Él fue el que decidio hacer el atentado. El atentado consistía en hacer explotar un mercadillo. Pedro era muy cabezón, sabía que debían hacerlo, pero, en un acto de furia, lo decidió. Sus amigos lo apoyaron, pero nadie sabía lo que estaba apunto de pasar.
Era jueves por la mañana, y el mercadillo estaba lleno de gente. El mercadillo estaba compuesto por unas cuantas carpas de seda. En cada carpa había tres puestos. Los puestos eran de todo tipo: comida, armas, fruta... Era un sitio alucinante. El puesto de guerra era el elegido para atentar, allí iba a explotar el artilugio.
Pedro no podía hacercarse al puesto de armas, porque ya le habían atrapado rovando pólvora. El puesto estaba lleno de ella. Los chicos no se imaginaban cuanta polvora había. El elegido para poner el petardo en el puesto de armas y prenderle fuego, era Juan. Él era el más joven de todos, tenía 13 años. Era muy valiente, pero aún asi tenía mucho miedo.
Juan se aproximo al puesto de armas y consiguió colocar el artefacto, pero al empezar a darle fuego, se quedo atrapado. Una caja le había aplastado la mano, se le había caido encima y no la podía mover.
Juan tenía miedo. Sentía como su mano estaba inmovilizada, aunque él intentara moverla con todas sus fuerzas. Al final consiguio soltarse, pero era demasiado tarde, el petardo estaba apunto de explotar.
Todo transcurrió muy rapido, Pedro y los demás estaban escondidos, estaban atemorizados por lo ocurrido, su amigo había perdido la mano, ya no la tenía.
-¡¡¡Socorro, socorro!!!- gritaba, pero nadie le atendió, tenían más miedo las personas de su alrededor que él mismo. Se quitó la camiseta y se hizo un torniquete, para parar la hemorragía. Casualmente, pasados unos minutos, apareció un médico que pasaba por allí. Él fue el unico que le ayudó al pobre.
Entre los amigos de la banda, había uno que era el mandamás, se llamaba Pedro. Él fue el que decidio hacer el atentado. El atentado consistía en hacer explotar un mercadillo. Pedro era muy cabezón, sabía que debían hacerlo, pero, en un acto de furia, lo decidió. Sus amigos lo apoyaron, pero nadie sabía lo que estaba apunto de pasar.
Era jueves por la mañana, y el mercadillo estaba lleno de gente. El mercadillo estaba compuesto por unas cuantas carpas de seda. En cada carpa había tres puestos. Los puestos eran de todo tipo: comida, armas, fruta... Era un sitio alucinante. El puesto de guerra era el elegido para atentar, allí iba a explotar el artilugio.
Pedro no podía hacercarse al puesto de armas, porque ya le habían atrapado rovando pólvora. El puesto estaba lleno de ella. Los chicos no se imaginaban cuanta polvora había. El elegido para poner el petardo en el puesto de armas y prenderle fuego, era Juan. Él era el más joven de todos, tenía 13 años. Era muy valiente, pero aún asi tenía mucho miedo.
Juan se aproximo al puesto de armas y consiguió colocar el artefacto, pero al empezar a darle fuego, se quedo atrapado. Una caja le había aplastado la mano, se le había caido encima y no la podía mover.
Juan tenía miedo. Sentía como su mano estaba inmovilizada, aunque él intentara moverla con todas sus fuerzas. Al final consiguio soltarse, pero era demasiado tarde, el petardo estaba apunto de explotar.
Todo transcurrió muy rapido, Pedro y los demás estaban escondidos, estaban atemorizados por lo ocurrido, su amigo había perdido la mano, ya no la tenía.
-¡¡¡Socorro, socorro!!!- gritaba, pero nadie le atendió, tenían más miedo las personas de su alrededor que él mismo. Se quitó la camiseta y se hizo un torniquete, para parar la hemorragía. Casualmente, pasados unos minutos, apareció un médico que pasaba por allí. Él fue el unico que le ayudó al pobre.